La excusa es que iba a hacer una serie de juegos de escritorio temáticos compuestos por lámpara, atril, lapicero y abrecartas; este abrecartas, junto con un atril ya terminado y una lámpara que está en proceso, formaría el paquete prehistórico (bronce-hierro).
La realidad es que mi naturaleza cabestra me inclina a pirrarme por las espadas, y las pistiliformes en concreto siempre me parecieron de una belleza más que notable, y, como es lógico, quería una. Pero mi naturaleza huraña y que no dispongo de mucho sitio en donde colgarla siempre me han echado para atrás a la hora de hacerme con una réplica, pero un día que bagaba aburrido por el taller me puse a hacer el tonto con un trozo de roble y... lo de los juegos de escritorio lo tuve que inventar sobre la marcha cuando me cogieron haciendo el tonto en plan braveheart con una espada del tamaño de un bolígrafo recién hecha.
Datos técnicos:
Pues se trata de un trozo de roble de algo menos de 20 centímetros de largo tallado con gubias y cuchillas y acabado con cera
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